Comentarios (9)

        El fútbol potosino refleja una realidad mas desértica que la misma zona altiplano del estado, ya que está prácticamente muerto.

          Aunque muchos esfuerzos se realizan para desescacear la situación de los estadios vacíos, los equipos a medio armar, y los sueños despiertos que no hallan como iniciar una trayectoria en el mundo de los goles y las patadas. Los comúnmente nombrados “cascareros”, aún anhelan dejar las privadas y las calles, desean huir de los campos llaneros, de la tierra, de la piedra y de las malas hierbas, porque visualizándose en las clásicas pláticas de cantina con los amigos, dejan conocer sus deseos de algún día llegar a poder jugar un clásico de clásicos en el estadio Azteca, o por lo menos imaginarse acomodados en un equipo de los considerados como “de la primera nacional”. Es muy triste pero es lo mas común en el pensamiento optimista de los jugadores originarios de nuestra entidad.

             “Si antes estaba cañón asomarse a los entrenamientos de las fuerzas básicas del San Luis, con eso de que ahora ya son del América, pues nos la pusieron mas perro”. Así de sencillo definió, y acentúo las crudísimas palabras que desvistieron completamente los sentimientos de Martín Rivera, de 16 años: uno mas que soñó, sueña y soñará todos los días con llegar a ser un As del balón. 

            El panorama no parece tan feo desde lejos. Un equipo de primera división A, dos de la segunda división, y uno mas en la tercera categoría, son las cartas que nuestro estado pone sobre la mesa, en lo que respecta a este deporte.

            Pareciera una gran posibilidad para la formación de una prometedora cantera, que en un futuro no muy lejano podría rendirle muchos frutos al máximo circuito nacional que en el ámbito profesional, siempre ha sido y será un oficio respetable y muy bien remunerado.

                        Pero la realidad es el realismo de lo real, y esa realidad es realmente sofocante para los potosinos que divagan en irrealidades causadas por la realidad de la misma realidad, que ni el mismo “Real San Luis” puede realmente combatir la irrealidad de los jóvenes del estado, cuando ni siquiera pueden hacer realidad de que sus “reales” puedan realmente hacer realidad sus sueños de ser:“Reales campeones”.

        Martín, quien por sus propias palabras nos anecdotó que desde sus tiempos de Martincito, ya gambeteaba y driblaba en su colonia, la San Leonel, donde recuerda metía centenares de goles, cuando las famosas “retas” significaban la totalidad de las tardes de los niños. Todo eso lo recuerda cada que pasa enfrente de una casita en su calle, donde el portón de la cochera, la eterna portería rival, lo mal encara al recordar tantos balonazos, todos sus goles y las glorias que para ese pequeño, lo máximo habían representado.

             Pero ahora que está “grandecito”y necesita cambiar la calle, los portones y los vecinos, por porterías reglamentarias, un campo tamaño oficial, así como una afición que ovacione su esfuerzo, aplauda su profesión, y represente el pan de cada día, que al igual que cualquier otra profesión, que estudiando o entrenando, que trabajando como jugando se tienen que ganar la vida con el sustento y la satisfacción de haber hecho bien las cosas.

            Los clubes son las organizaciones deportivas que tienen una estructura y forma sólida que trabaja en busca de lograr un objetivo marcado. En este caso, los clubes de fútbol, que en nuestra ciudad a nivel profesional se registran cuatro, son presumidos por todos los que vagamente nos consideramos conocedores, pero que nos duele conocer la verdad, ya que es muy lamentable oír lo contrario de lo que creemos, ya que pretendemos desconocer las bases de “nuestros” clubes, que no tienen sus raíces en nuestro estado. Estos se conforman y se alimentan de “tachones” foráneos, tanto a nivel nacional como internacional.  Los equipos potosinos solo se interesan y albergan mas a los balonpiés vecinos, que a los de su propio hogar.

             José Camacho, Javier “abuelo” Cruz, Jesús de Anda, David Atisha, Vicente Orozco Malacara, (estos, ex – jugadores),Gastón Obledo, David Rangel, y  Jair García, son algunos de los pocos jugadores que hoy y a través de la historia del deporte que en 1896, nos lo enseñarán los ingleses, son originarios de nuestro estado.

            Pero es importante considerar ¿cuántos de ellos se formaron futbolísticamente después de su etapa “cascarera” en nuestro estado?   Es un misterio que los dueños actuales del espectáculo del fútbol local no la conozcan, y mucho menos se preocupen en saberla, ya que para ellos la historia sirve poco como negocio.

             Sin embargo, en esta investigación a fondo, que mas que un compromiso académico fue vivir y participar de sobriamente sensible y con el interés real de conocer el meollo de la problemática de los futbolistas y clubes potosinos, que padecen de una aún no detectada enfermedad en ausencia del profesionalismo para que el deportista nativo pueda aspirar a a ejercerse como todo un profesionista del balón.

Pero esta investigación requiere para su completo seguimiento algo mas que entrenadores, directivos, jugadores, y ex – jugadores, se  necesita de un largo tiempo, que comprometido con la causa planteada en el trabajo, que no solamente busca un requisito académico, sino una posible respuesta a este interesante tópico que emprendemos, planteamos y damos agudo seguimiento, lo que nos lleva a entender que un futbolista muchas veces desiste en su superación como aspirante a profesional, que no es por su falta de capacidad o “don del juego”.

Quizá es la falta de trincheras para pelear por sus intenciones,  sino que es la falta de apoyo de aquellos que manejan los dineros en el terreno directivo y administrador, es por la culpa del fútbol que ha perdido el ideal del deporte, y hoy solo se concibe como empresa que maneja el arte del balón conforme a la Ley de la oferta y la demanda, y no como el deporte de equipo ni el juego en conjunto,  el “Juego de fútbol ASOCIACIÓN”

             Los cuatro equipos de la tierra de nopal, que se dicen desde fuerzas básicas, segundo equipo, y hasta grande solo admite en mínima cantidad al “chavo” de los barrios de nuestra ciudad y la periferia que suelen terminar suspirando después de haber perdido el lugar y la impotencia solo hace retar una vez mas los propósitos de año nuevo y dejar el desempleo.

             Omar Salvador, joven idealista, muchacho esperanzado en poder ser un grande de la historia mexicana, trascendiendo con nuestra selección nacional, jugar un mundial y haber realizado todos sueños y por qué no, hasta las mas utópicas utopías.

 Pero el joven de tan solo 22 años, aun que está muy apurado por que siente que el tiempo se le ha ido demasiado rápido, y aún no puede debutar como el hubiese imaginado. Como debutan los que llegan a ser famosos.

 La diametral distancia entre Omar Domínguez, y Martín Rivera, con el resto de aspirantes a jugar en la primera división, es que el joven primeramente mencionado ya es parte y entrena con aspiraciones de jugar y ser visto por los empresarios de mayores recursos jugando con el Real San Luis.

 Pero para el de sueños un poco mas aterrizados, uno de los síntomas mas visibles del balompié local, son los entrenadores. Expresando que hay muchos y muy buenos directores técnicos que emanaron en nuestro estado, las directivas de los equipos tiene sed de entrenadores extra fronterizos, que no conocen ni la situación ni la capacidad de juego dentro del campo de los locales, y les quita la gran oportunidad a estos que siguen siendo unos profesionales en calentar los banquillos de honor para los eternos suplentes.

 Las miserables cuentas bancarias de los adinerados de los clubes hacia los mismos, es tan escasa como la de los jugadores para mantenerse en el juego de la vida, en el crudo juego de que el que no tiene, no come. Decía el mismísimo Asan Agustín, “que no coma, el que no trabaje...!”. Esto y mas, es lo que hace mas pesada la cruz para el duro y difícil vía crucis que estos jóvenes cargan al ser de la segunda o la primera división categoría “a”.

Sorprendido al final de un entrenamiento a puerta cerrada en el estadio Alfonso Lastras, donde el inter escuadras del equipo auriazul definió el cuadro titular para la jornada sabatina, Omar, quien agitado y sudando respondió talvez a la pregunta mas difícil, que cualquier persona en su situación desea evadir, desea pasarla de largo, ya que expulsa la intimidad económica del jugador que aún no trasciende. Omar nos hizo saber que ni para el camión le apetece gastar, siempre una despensa en el hogar es mas necesario.

“Pues hasta hace algún tiempo batallaba para ajustar los camiones”, recordando aquellas épocas en las que vivió las mismas tragedias que la mayoría. Externó también que muchas veces los bolsillos vacíos provocan que los jugadores potosinos abandonen las canchas de todas clases, con todo tipo de desilusiones, que desde el llano más alejado, hasta la nuevo y verde campo de la cancha del Atlético de San Luis, es todo lo que querían en la vida.  Y es la principal causa de que los jugadores deserten y  cambien los jerseys de entrenamiento por overoles de la zona industrial.

Pero al parecer los señores Autrique, y Jacobo Payán son cegados ante los resultados de sus equipitos de carente categoría, que ver  a sus clubes como un lugar para practicar profesionalmente el deporte mas famoso y saludable según la mayoría de los amantes de este ráfaga deporte adrenalizante que convoca a mas de lo que cualquier otro evento puede atraer.

Cada vez mas nos acercamos a teorizar nuestra hipótesis de que el problema debe estar en las oficinas y los escritorios, y nunca en los estadios y las porterías.

 Las verdades tanto del pequeño Martincito como del buen Omar, nos ayudaron a enriquecer un marco teórico para el satisfactorio camino a dar de esta investigación, ya que supimos conceptualizar los presupuestos prácticos de esta tan desinteresada problemática, que al parecer siempre la han sacado del ojo del huracán por temor a revelar la crisis de la misma.

 José Camacho, potosino conocedor del fútbol opinó también muy preocupado ante la situación actual del deporte en el estado, que mucho se debe a que no hay visores o personal de equipos en los campos llaneros y ligas amateur donde hay mucho talento que solo luce ante los mudos testigos de una liga poco vista y apoyada por la gente, y claro, mucho menos por los medios de comunicación, que solo da resultados pero no son capaces de dar ese poquito mas.

 Y haciendo hincapié con las ligas amateurs, pues también dar a conocer que también abundan las carencias dentro de esta. Los pocos patrocinadores, la apática asistencia en los juegos, así como las condiciones de las canchas que con piedras y vidrios, desaniman a mas de un inquieto en patear el balón.

Además, los organizadores de estas ligas también tienen sus lados oscuros, sus intereses bien plantados sobre los intereses del deporte, ya que tal parece que nada mas se quisiera apoyar a esta como una liga de jubilados, donde los talentos “chavales” sirvan para recoger los pelotazos, y quizá animen al pobre jugador con porras frescas.

 La falta de confianza es un anti valor que en todo el mundo, y en cualquier ciencia social y artística perjudica, y que en el deporte mas fascinante tampoco es la excepción. Los directivos, talvez por la falta de un bonito y aceptable cancha profesional le temen a un equipo de primera división, y prefieren jugársela en el circuito inferior.

Pero tal parece que por mucho, es menos interesante que comprender al mojado futbolero, al emigrante deportivo, a aquel que la necesidad es mas grande que sembrar las raíces donde el desea. Lo económico ha superado lo deportivo, es un hecho.

 Lamentable, triste, pobre, decepcionado, amargado, agüitado, etc, etc. Son muchos calificativos que usan su función al hablar de la realidad del deporte balón al interior de nuestras fronteras estatales. Sólo 2 potosinos en el Real, 18 en el Atlético y 12 en el Real Potosino, es el panorama final y sin vuelta atrás que ofrece el deporte potosino para los potosinos. Y mientras esto siga sin conocer, la afición siga sin comprender de que sus equipos y orgullos locales, solo son las camisetas y no los que realmente aman la realidad de representar  a los suyos.