El aroma del amor... 

¿Tú crees que el amor huela?
Hace unos treinta años se realizó un estudio sobre la piel humana en la Universidad de UTA, en Estados Unidos. Con el propósito de obtener material para el estudio, los investigadores a cargo del mismo rasparon células epidérmicas de yesos usados por deportistas que se habían roto algún hueso. Los residuos de piel así encontrados proporcionaron numerosos compuestos químicos que parecían carecer de olor, así que durante el estudio permanecieron destapados. Uno de los involucrados notó un cambio de actitud en los investigadores que trabajan cerca de estas muestras, todos se veían y sentían más amigables y de mejor humor, al finalizar la investigación las escamas de piel fueron desechadas y una vez más pudo observarse un cambio de actitud en los científicos, la mayoría regresó a su acostumbrado mal genio.
Fue el doctor Berliner quién observó los cambios de humor en sus compañeros y, conocedor de la existencia y función de feromonas animales, se le ocurrió que la explicación para dichos cambios podría hallarse en la existencia de feromonas humanas en las muestras epidérmicas de su investigación; un análisis de las mismas confirmó esta sospecha.

Derechos Reservados Intelmax 20001